«El nuevo paradigma ha generado procesos vinculados con la reestructuración y reorganización productiva, programas de ajuste estructural, nuevas reglas de competencia nacional e internacional, cambios tecnológicos, nuevos esquemas de competitividad y de atención al usuario y muy especialmente el justo tiempo en la prestación de los servicios. Todo esto exige que el recurso humano posea mejor formación general, con marcado énfasis en el conocimiento. Exige además, ser polifuncionales y autónomos en la toma de decisiones, así como estar mejor capacitados para producir, no sólo un bien específico, sino familias de bienes y movilizarse vertical y horizontalmente dentro de una empresa. Por lo tanto, las personas deben tener capacidad de
adaptabilidad profesional dentro de las áreas ocupacionales; al tiempo que demanda capacidad para integrar y liderar equipos de trabajo. Un ejemplo de esto son los requerimientos actuales de los consorcios hoteleros, en los cuales solicitan con mayor exigencia recursos humanos con formación en varias especialidades (electricidad, refrigeración, mantenimiento industrial, entre otros)».
(Centro Interamericano de Investigación y Documentación sobre Formación Profesional (CINTERFOR),
El papel de la formación profesional en la transición
hacia la sociedad del conocimiento, v. 4, no. 11, 2003, consultado el 24-11-2010)