«Los principios de la
organización científica del trabajo de Taylor son:
- El racionamiento y el cálculo a partir de la observación y experimentación, lo cual le da su carácter "científico" que se alcanza cuando la producción se obtiene con la menor cantidad posible de tiempo de trabajo aplicado por unidad de producto (división del trabajo, estudio de tiempos y movimientos)
- Su honda convicción sobre la necesaria convergencia de intereses entre la dirección de la empresa y sus trabajadores, la cual convenía a los efectos de lograr la prosperidad como finalidad del trabajo (estímulos monetarios para rendimientos sobre el promedio, mayor productividad, mayores ganancias para la empresa)
- Si los trabajadores se centran, más que en elevar sus sueldos, en el objetivo último de elevar el valor agregado, crecerán simultáneamente las ganancias, las remuneraciones y, en suma, los ingresos de ambas partes. Ello encierra la subordinación del interés particular al general y un cierto concepto de cooperación empresa-trabajador».
(Neffa, J., Los paradigmas productivos taylorista y fordista y su crisis. Ed. Lumen. B. Aires. 1998, citado en Organización Internacional del Trabajo (OIT),
Reconceptualización del trabajo humano: del taylorismo a la competencia laboral, consultado el 24-11-2010)