«Generalmente el
multilateralismo se refiere al comercio entre muchos países, no restringido por acuerdos de preferencia bilateral, cuyos intercambios no están balanceados entre pares de países, a pesar de que tienden a equilibrarse en cuanto a los saldos globales de cada uno de ellos. Tal tipo de intercambio, que es el que estimulan el GATT (Acuerdo General Sobre Aranceles y Comercio) y otros organismos internacionales, permite que operen las ventajas comparativas del comercio internacional, pues los compradores pueden escoger los proveedores que ofrezcan más bajos precios o mejor calidad, y exportar sus productos hacia donde exista demanda para ellos. Desde este punto de vista el
multilateralismo es equivalente al libre comercio internacional. Suele hablarse también de acuerdos multilaterales cuando varias naciones definen un área de libre intercambio entre ellas aunque no necesariamente hacia el resto de los países. En este caso el
multilateralismo se asemeja más a las áreas de libre comercio o las uniones aduaneras».
(Eumed.net,
Diccionario de Economía y Finanzas, Universidad de Málaga, 1991, consultado el 12-07-2010)
Marco histórico
«En lo que concierne al
multilateralismo, las primeras semillas se sembraron en los siglos XVII y XVIII, con la entrada de Europa a la modernidad. [...] El internacionalismo liberal logra su progreso político con los famosos Catorce Puntos del presidente Wilson (discurso del 8 de enero de 1918). El punto 14 propone: "Deberá crearse una Sociedad general de Naciones […] que tenga por objeto ofrecer garantías recíprocas de independencia política y territorial tanto a los pequeños como a los grandes Estados". Este párrafo, sin utilizar el término, define el
multilateralismo: un acuerdo entre –de ser posible– todos los Estados, "que garantice a todos los mismos derechos y obligaciones". Aquí se adivinan las raíces del
multilateralismo: búsqueda de un orden internacional moral, convicción cuasimesiánica de que es posible construir una verdadera sociedad o una civilización de Estados, confianza en el derecho y en las instituciones. Es gracias a Estados Unidos y a sus presidentes (Woodrow Wilson, Franklin D. Roosevelt y Harry Truman) como este internacionalismo liberal se convierte en proyecto político. Para los Estados Unidos de finales de los años 1940, entre las guerras mundiales y la guerra fría, el
multilateralismo sigue siendo el ideal, el Bien. A comienzos de los años 1990, después del derrumbe del bloque soviético, George H.W. Bush retoma los argumentos de sus predecesores, Wilson y Roosevelt: el nuevo orden mundial descansará en la democracia, la economía de mercado y de las organizaciones internacionales fuertes».
(Moreau, P.,
"El multilateralismo y el fin de la Historia",
France Diplomatie, Traductor: Rueda, R., 2005, consultado el 14-07-2010)
«A nivel mundial el
multilateralismo no es aún una realidad plena en otro ámbito que no sea el económico, aun cuando pueden señalarse algunos procesos embrionarios del mismo tales como las asambleas generales de la ONU, la Organización Mundial del Comercio o, en otra escala, quizás también las diversas conferencias y foros mundiales, tales como Johannesburgo, Río, Kyoto, Ankara, Cartagena, etc. En escalas menores pero seguramente más orgánicas, la mejor configuración de una experiencia multilateral es, sin duda alguna, la construcción de la Unión Europea (en la historia que va desde Yalta hasta la actual Europa de los 25, pasando por la Comunidad Europea, el Tratado Schengen, etc.). Existen otras experiencias, bastante menos consolidadas y mucho más regionales de
multilateralismo, como el proceso de construcción de la Unidad Panafricana o el Nafta. En las Américas en general –exceptuando el Nafta-, el
multilateralismo ha estado marcado por la profunda asimetría en las relaciones entre Estados Unidos y América Latina, o también, al interior de las relaciones latinoamericanas, por un aislamiento entre los países».
(
Universidad Externado de Colombia, consultado el 23-09-2007)