Theodore Schultz y Gary Becker utilizaron el término capital humano a mediados del siglo XX. Afirman que gran parte del crecimiento económico de Occidente se explica con la variable ‘capital humano', la cual está correlacionada con la formación especializada que poseen los miembros de una sociedad.
El capital humano depende no sólo de la cantidad sino también de la calidad de la formación y la productividad de los trabajadores.