«La gran mayoría de los trabajadores domésticos son mujeres o niños que migran de zonas rurales o de menores recursos, ya sea dentro del país o al exterior. Muchas veces son víctimas de tráfico de personas y migración abusiva. Otras veces quedan atrapados en situaciones de servidumbre por deudas, se los obliga a rembolsar el costo de la migración o los anticipos otorgados a otros integrantes de la familia. En estos casos, los trabajadores domésticos están sometidos a condiciones precarias de vida, bajos salarios (si es que perciben salarios), prolongados horarios de trabajo y una falta de respeto generalizada por sus derechos fundamentales. Con frecuencia, estos trabajadores no pueden dejar la residencia donde trabajan, debido a la violencia o amenaza de violencia, porque están encerrados o se les han retenido sus documentos. En tales circunstancias, el trabajo doméstico constituye una forma de trabajo forzoso».
(Organización Internacional del Trabajo (OIT),
Disposiciones sustantivas de la legislación laboral: Erradicación de todas las formas de trabajo forzoso u obligatorio , 2001, consultado el 22-02-2011)