El costo de la mano de obra y la remuneración
«El
costo de la mano de obra y la remuneración de los asalariados son conceptos estrechamente relacionados, con muchos elementos comunes. La mayor parte del
costo de la mano de obra corresponde a la remuneración de los asalariados, y la parte restante a los gastos a cargo de los empleadores, tales como la formación profesional, servicios de bienestar (cantinas y servicios similares, instalaciones y servicios educativos, culturales y recreativos, subvenciones a mutuales de crédito, el costo de servicios similares para el personal, etc.), gastos de contratación y otras partidas diversas (ropa de trabajo, viajes entre el domicilio y el lugar de trabajo, etc.) y los impuestos considerados como
costo de la mano de obra».
(LABORSTA,
Costo de la mano de obra,
Principales estadísticas (anuales), Organización Internacional del Trabajo (OIT), consultado el 15-12-2010)
La medición del costo de la mano de obra según la OIT
«Para medir los salarios y el
costo de la mano de obra se utilizan dos indicadores. El primero de ellos, el ICMT 15 (tendencias de los salarios reales en la industria manufacturera), muestra la evolución de los salarios medios reales en la industria manufacturera y el segundo, ICMT 16 (costo de la remuneración por hora) muestra la tendencia y la estructura de los costos medios de la remuneración a cargo de los empleadores por el empleo de trabajadores de producción (obreros) en la industria manufacturera. Estos indicadores son complementarios dado que reflejan los dos principales aspectos de las medidas existentes en relación con los salarios: una de ellas tiene por finalidad medir los ingresos de los trabajadores y la otra mostrar los costos que corren a cargo de los establecimientos que emplean a esos trabajadores».
(Organización Internacional del Trabajo (OIT),
Indicadores claves del mercado de trabajo (ICMT),
Comisión de Empleo y Política Social
, 2000, consultado el 15-12-2010)
Los lazos con la deslocalización
Desde los años 90, bajo el impulso de la crisis económica que dura más de tres décadas, el fenómeno de la deslocalización ha conocido cierta aceleración. En sectores donde el
costo de la mano de obra representa una parte importante del costo global de la producción, se transfiere de países industrializados hacia donde los costos de producción son más bajos.
«Las grandes marcas occidentales han encontrado en el mercado laboral asiático el filón que multiplica sus beneficios. El ínfimo
costo de la mano de obra es el irrefutable argumento empleado para justificar el fenómeno conocido como deslocalización. Pero no pocas veces la persecución del beneficio va más allá de los salarios y alcanza también a las materias primas, el diseño o la composición del producto final y es ahí donde habría que dirimir hasta qué extremo llega la responsabilidad del fabricante en su afán por reducir costos de producción».
(DEIA,
El made in China no vale como excusa,
Centro europeo del consumidor, Editorial Iparraguirre, 2007, consultado el 15-12-2010)